sábado, 22 de septiembre de 2012

LOUK EL REBELDE






Entre agencias de calificación, inversores en la sombra, ministros de economía y extraños operadores del mercado, la crisis de la deuda soberana que vive Europa tiene multitud de protagonistas, pero ninguno tan peludo como LOUKANIKOS  
Este mestizo color canela representa el lado más antisistema de la raza perruna y desde 2008 participa en cuerpo y alma de cada algarada en las calles de Atenas. Una revisión rápida a la hemeroteca lo delata en varias posiciones, siempre del lado contrario de la Policía.
En las manifestaciones que vive Grecia desde hace meses contra el recorte del gasto público, Loukanikos, cuyo nombre significa en griego salchicha seca, se ha dejado ver en plena batalla. Se sabe de él que vive en la céntrica plaza Sintagma y que es uno de los 2.000 perros callejeros que habitan las aceras de Atenas.
Ninguno iguala en mala leche a este viejo conocido por los griegos, que es capaz de meterse entre las llamas para amenazar con sus dientes a lo más granado de la policía helena
Su nombre figura en los archivos municipales de perros callejeros de Atenas a los que les ponen un collar de color azul. Tiene el número 1.842 y es el Ayuntamiento de Atenas el que se encarga de esterilizar y alimentar regularmente, aunque se desconoce si con los recortes perderá este derecho.
Poco saben de dónde salió ni en qué círculos adquirió sus bases ideológicas, pero hoy en día lo conocen todos los griegos. «La ciudad lo cuida especialmente porque es adorable.
 Él es también un símbolo, un símbolo de libertad .

domingo, 2 de septiembre de 2012

DOS AMIGOS




SCHOEP Y JOHN, DOS AMIGOS HASTA EL FINAL




Esta historia va de dos amigos. Uno de ellos, un perro artrítico de 19 años que solo cuando se sumerge en el agua deja de sentir la tortura de sus viejos huesos. El otro, un hombre que devuelve el cariño que durante dos décadas le ha dado el animal y que lo mantiene a flote, en brazos. Schoep está enfermo y cada día, al atardecer, John Unger lo lleva al lago de Bakefield en Wisconsin y lo mantiene sobre el agua hasta que el perro se queda dormido con la cabeza en su pecho. La imagen que caza la escena, firmada por la fotógrafa Hannah Stonehouse Hudson  ha dado la vuelta al mundo y se ha convertido en un ejemplo que habla sobre la amistad irrenunciable entre hombre y perro.
Unger cumple esa ceremonia desde que el veterinario le dijo que el mestizo pastor que le había acompañado durante media vida sufría tremendos dolores por una severa artritis y una displasia de cadera, dos males comunes a los canes de avanzada edad. Supo también que el agua y la falta de gravedad mitigaban los pinchazos de las dos enfermedades, así que tomó a Schoep y lo introdujo el lago. Lo tomó en brazos, le susurró como a los viejos amigos y el perro se quedó dormido. Desde entonces repite diariamente ese momento de intimidad.
Cuando los medios le preguntan a Unger por qué lo hace, responde que el perro ha sido su compañero de aventuras durante 20 años y que ha cuidado de él siempre. Ahora le devuelve el favor.  John lo adoptó en un refugio cuando solo era un cachorro maltratado y desconfiado con los humanos. Tardó meses en creer en su nuevo dueño, pero se hicieron inseparables. Un año después, Unger y su novia se separaron y él cayó en una profunda depresión. Una noche, pensando en acabar con su vida, se acercó al lago. No sabe explicar cómo Schoep le hizo ver con su mirada que tenía que seguir adelante, así que dio media vuelta y juntos volvieron a casa. El perro no durmió en toda la noche. "Me estaba vigilando", explica su dueño.
 DIRECTO AL CORAZON
¿Cómo una historia tan íntima llega a dar la vuelta al mundo? La fotógrafa Hannah Stonehouse aún no se lo explica. Acostumbrada a trabajar con escenas de animales, retrató el momento de Unger y Schoep y la colgó en su muro de Facebook. En pocas semanas, la han compartido más de un millón de personas y se ha convertido en uno de los ejemplos más tiernos de la historia de las redes sociales.
A Stonehouse ya le siguen miles de personas y cientos han querido ayudar a Schoep. Cuando hace un par de semanas John Unger acudió al veterinario, habían llegado centenares de donativos, premios, juguetes y medicamentos para su perro."No sé cómo dar las gracias porque no sé quiénes son los que nos ayudan", ha declarado el dueño, que no sabe cuánto tiempo le queda junto a su amigo. "Solo sé que siempre estaré ahí para ayudarle".


DIRECTO, DIRECTO, SI SEÑOR














sábado, 1 de septiembre de 2012

HACHIKO , UNA HISTORIA DE LEALTAD













Hachiko nació en Noviembre de 1923 en la prefectura de Odate, provincia de Akita, al norte de Japón. Era un perro de raza Akita, macho y de un intenso color blanco.
La suerte iluminó a Hachiko cuando a los 2 meses de edad fue enviado a la casa del profesor del departamento de Agricultura de la Universidad de Tokio Dr. Eisaburo Ueno. El profesor lo llevó a su hogar situado cerca de la estación Shibuya, y allí demostró ser un bondadoso y amable dueño. El perro por su parte lo adoraba.
Desde luego, Hachiko no podía acompañar a su amo hasta la universidad. Pero lo que sí hacía era dejar la casa todas las mañanas con el profesor y caminaba junto a él hasta la estación Shibuya.

El perro observaba como su dueño compraba el boleto y luego desaparecía entre la multitud que abordaba el tren. Más tarde, Hachiko acostumbraba sentarse en la pequeña plaza y esperaba allí a su dueño quien regresaba de su trabajo por la tarde.
Esto sucedía todos los días. Así es como la imagen del profesor con su perro se volvió familiar en la estación Shibuya, y la historia de la lealtad de este animal se diseminó por los alrededores con mucha facilidad. Las personas que transitaban por Shibuya siempre comentaban este hecho.
Una tragedia irrumpió la tarde del 21 de mayo de 1925. La salud de profesor no era muy buena en esos días y repentinamente sufrió una ataque cardíaco en la universidad. Él falleció antes de poder regresar a casa. En Shibuya, el perro esperaba enfrente de la estación.
Muy pronto las noticias sobre la repentina muerte del profesor alcanzaron Shibuya. Inmediatamente muchas personas pensaron en el pobre perro que lo había acompañado todos los días. Varios tuvieron la misma actitud y fueron a la pequeña plaza para convencer al perro de que volviera a su hogar, como si él pudiera comprenderlos.
estatua Hachiko
A la mañana siguiente Hachiko fue visto enfrente de la estación, esperando a su amo. Aguardó todo el día en vano. Al día siguiente estaba allí nuevamente y así sucedía día tras día. Los días se volvieron semanas, las semanas meses, los meses años y aún así, el perro iba cada mañana a la estación, espera el día entero y al llegar la hora de regreso de su amo, buscaba entre todos esos rostros extraños a áquel que amaba. No tenía en cuenta las condiciones climáticas, lluvia, sol, viento y nieve no impedían su diario peregrinar al encuentro de su amo, la lealtad hacia su amigo humano nunca pereció.
La lealtad demostrada por Hachiko tuvo un extraordinario efecto entre los japoneses pobladores de Shibuya. Él se transformó en un héroe, la figura más amada del área. Los viajantes que se ausentaban por un largo período siempre preguntaban por él a su regreso.
En el mes de abril de 1934 los bondadosos habitantes de Shibuya contrataron a Teru ( Shou) Ando, un famoso escultor japonés, para que realizara una estatua en honor su amigo Hachiko. El escultor estuvo encantado de realizar ese trabajo y la estatua de bronce fue colocada enfrente de la estación, donde solía esperar Hachiko.
Casi un año más tarde, el 7 de marzo de 1935 Hachiko falleció al pie de su propia estatua debido a su edad, pero eso no impidió que su historia y la estatua de Teru Ando se hicieran famosas por todo Japón.
Durante la guerra todas las estatuas fueron fundidas para la elaboración de armamento, la de Hachiko no escapó de esa suerte y lamentablemente el escultor fue asesinado. Pero los pobladores de Shibuya continuaban recordando a Hachiko y su mensaje de lealtad. Así fue como decidieron formar una Sociedad para el reemplazo de la estatua de Hachiko, y dicha sociedad contrató al hijo de Teru Ando, Takeshi Ando, quién también era un excelente escultor.
Hoy en día, la exquisita estatua de Hachiko permanece en el medio de la plaza enfrente de la estación Shibuya. 
El 8 de abril de cada año se conmemora a Hachiko en la plaza frente a la estación de trenes de Shibuya.
Los restos de Chuken Hachiko (en japonés el leal perro Hachiko) descansan junto a los de su amo el Dr. Eusaburo Ueno,en una esquina de la sepultura de su dueño en el Cementerio de Aoyama, Minmi-Aoyama, Minato-Ku, Tokio.